La crisis energética de otoño en Europa ha creado su cuota de ganadores a corto y medio plazo -incluidos algunos comercializadores, generadores y proveedores integrados- y perdedores como los proveedores sin cobertura y consumidores. El verdadero beneficio vendría dado por un replanteamiento de la política energética.
Europa necesita un mejor equilibrio entre energía asequible, seguridad energética y crecimiento económico sostenible y respetuoso con el medio ambiente. La crisis ha vuelto a demostrar lo sensible que es el sector a la regulación y la política.
«Los políticos europeos han marcado un camino claro hacia la descarbonización, con el desmantelamiento definitivo de las centrales eléctricas de carbón y gas en muchos mercados», afirma Sebastian Zank, subdirector de calificaciones corporativas de Scope. «Sin embargo, dada la estructura actual del sistema energético europeo, es casi imposible garantizar un suministro ininterrumpido de electricidad a menos que se establezcan mejores sistemas energéticos. Una transición energética centrada en la expansión continua de las fuentes intermitentes de energía renovable y el desmantelamiento total de la capacidad segura de generación de energía térmica y nuclear no hace más que socavar la seguridad del suministro, lo que provoca la volatilidad de los precios de la energía», afirma Zank.
Existen soluciones al problema. Un mejor almacenamiento de la energía -sobre todo del gas natural-, una mejor interconexión de las redes eléctricas en toda Europa, energías renovables más fiables como la eólica marina, mejores incentivos para que los generadores de electricidad mantengan una capacidad de reserva y un replanteamiento del papel de la energía nuclear son todos ellos componentes de un sistema energético europeo más sostenible. También lo es un aumento del precio del dióxido de carbono para ofrecer los incentivos de inversión necesarios para los proyectos de energía verde.
Según Scope, la crisis actual ofrece siete ideas para el sector energético europeo:
- Los proveedores de energía equivocados se enfrentan a una reducción de los beneficios; los actores más grandes se beneficiarán de la reorganización del mercado.
- El aumento de los precios tardará en repercutir en el flujo de caja de los generadores, aunque la intervención de los gobiernos puede limitar o retrasar las ganancias.
- El aumento de las facturas del gas y la electricidad pone en el punto de mira la política y la regulación energética; la política se impone a las fuerzas del mercado a corto plazo, a juzgar por los controles de precios y las subvenciones introducidas o previstas en Grecia, Francia, Italia, España y Reino Unido.
- La volatilidad del mercado energético parece que se mantendrá durante un tiempo en Europa debido al aumento de la capacidad de las energías renovables, la lentitud de los interconectores para compensar a corto plazo los problemas de suministro relacionados con la meteorología, la falta de almacenamiento de gas, el desmantelamiento de centrales eléctricas de gas y carbón fiables, los altos precios de las materias primas y la fuerte demanda.
- Es hora de recalibrar la política energética europea. «El sector energético europeo se debate entre la política y la física: necesitamos una reflexión más profunda sobre la transición energética», afirma Zank.
- Es urgente solucionar el problema del almacenamiento de gas en Europa, no sólo por la capacidad global sino por una mejor integración de las infraestructuras.
- La volatilidad de los precios de la energía impulsará la demanda de acuerdos corporativos de compra de energía (PPA) para las energías renovables no reguladas.
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