El cambio climático es relevante para gobiernos, empresas, instituciones financieras y nuestros clientes, para quienes disponemos de un marco de inversión al respecto. De hecho, los clientes se han mostrado especialmente interesados en la mitigación, lo que requiere de soluciones respecto a la descarbonización.
Hay que tener en cuenta que ya el informe del pasado agosto de Intergovernmental Panel on Climate Change de Naciones Unidas alertó del estado de emergencia climática ante el calentamiento global en un grado por encima de la era pre industrial, causado por la actividad humana. De hecho, los mecanismos de retroalimentación del clima hacen que incluso un aumento de solo 0,5º pueda tener efectos en cascada muy significativos. Por ejemplo, si se diera un aumento de 3ºC habría cien millones de personas desplazadas por la subida del nivel del mar.
Ahora, por el Acuerdo de París, los gobiernos establecieron la voluntad de llegar a COP26 en Glasgow con compromisos más ambiciosos para 2030 y 150 países han proporcionado objetivos actualizados de reducción de emisiones de carbono para un calentamiento global no mayor de 1,5°C. Es decir, 80% del PIB mundial. Ahora bien, con los objetivos actuales, el calentamiento global puede ser 2,4ºC para fines de siglo, según Climate Action Tracker Warming Projections Global Update. Incluso teniendo en cuenta el mejor escenario sería de 1,8 °C. Afortunadamente, el Pacto Climático de Glasgow requiere que los países revisen y fortalezcan sus objetivos para finales de 2022.
Alianza Net Zero Asset Managers
El caso es que gobiernos, sociedad civil y sector privado están cada vez más alineados respecto a un mismo objetivo. Es destacable el compromiso alcanzado en COP 26 por la Alianza Net Zero Asset Managers, de más de 400 miembros, que representan 130 billones de dólares en activos, incluyendo propietarios de activos, gestoras, bancos, aseguradoras, proveedores de servicios y consultores. Además, por primera vez, el acuerdo COP menciona la aceleración de esfuerzos hacia la «reducción gradual de la energía de carbón y cesar subsidios ineficientes a los combustibles fósiles». A ello se añade que 40 signatarios (70% de la economía mundial) han acordado acelerar inversiones en tecnologías y hacerlas más asequibles y atractivas para 2030. Incluye energía, transporte, captura y almacenamiento de carbono, eficiencia energética, hidrógeno verde y agricultura sostenible.
La mitad de las reducciones de emisiones vendrán de tecnologías en desarrollo
En concreto, la Agencia Internacional de la Energía estima que la mitad de las reducciones de emisiones necesarias para llegar a cero netas globalmente en 2050 vendrán de tecnologías actualmente en desarrollo. Estima que requiere triplicar la inversión en energía renovable a cuatro billones de dólares/año para 2030, con 993GW adiciones de capacidad de eólica y solar, cese completo de las ventas de automóviles con motor de combustión interna para 2035 -56 millones de ventas de vehículos eléctricos para 2030- y la eliminación gradual de la energía con origen carbón y petróleo para 2040.
El caso es que la descarbonización afecta prácticamente a todos los sectores.
Riesgos físicos y de transición
Todo ello implica tener en cuenta riesgos físicos -como comportamientos extremos del clima- y de transición, relacionados con la obtención de energía y el consumo. Así, según la revista Nature, 60% de los combustibles fósiles permanecerán sin ser extraídos y tendrán que ser transformados en pérdidas en los balances de las compañías. A mismo tiempo implica oportunidades de inversión en los líderes de esta transición, es decir las compañías que se han adelantado en el objetivo es ser neutrales en emisiones de carbono para 2050, así como proveedores de soluciones, unas oportunidades presentes en determinados fondos temáticos.
Las oportunidades incluyen energía renovable, donde los costes de generación han disminuido considerablemente a lo largo de los años y son cada vez más competitivas con las fuentes de energía de combustibles fósiles. Además, los gobiernos mundiales están tomando medidas para apoyarlas con compromisos de cero emisiones netas. A ello se añade empresas centradas en eficiencia energética en transporte (electrificación y movilidad inteligente), edificios -estos representan 29% del consumo mundial final de energía-, lo que incluye materiales de construcción y aislamiento, iluminación eficiente, centros de datos y gestión de energía. Adicionalmente, las mejoras en los procesos de fabricación industrial incluyen software para creación de prototipos y simulación. Por su parte las movilidad inteligente y eléctrica se ve impulsadas por la competitividad en costes, mayor conciencia respecto a contaminación del aire y regulaciones más estrictas. También hay que tener en cuenta las tecnologías de almacenamiento de energía en baterías, redes inteligentes y semiconductores de energía, críticos en la transición a una economía baja en carbono.
Identificar a los líderes «Net Zero»
Para identificar los líderes «Net Zero» es muy importante disponer de datos completos y fiables. Para ello llevamos a cabo la integración ASG en el análisis financiero de las compañías, incluyendo riesgos físicos y de la transición, excluyendo actividades de alto riesgo y empresas expuestas a controversias. Es decir se trata de invertir en compañías que pueden tener impacto positivo, sin olvidar potenciales impactos negativos. En cuanto a relevancia climática excluimos los sectores financieros y nos fijamos emisiones de carbono ámbito 1, 2 y 3 (indirectas) de las compañías, sobre todo las que emiten más de dos millones de toneladas, teniendo en cuenta que de alcance 3 incluyen cadenas de suministro y uso de productos y constituyen la mayor parte de las emisiones de muchas empresas, pero a menudo no se divulgan y requieren suposiciones, con significativa variación en las estimaciones de los proveedores de datos. Además nos fijamos en la intencionalidad, es decir que el cambio climático forme parte de la estrategia, objetivos y gobernanza, escenarios e histórico de los últimos tres años en reducción de emisiones. Adicionalmente, tenemos en cuenta como las compañías miden la consecución de objetivos de descarbonización y la calidad de sus informes.
Marco de análisis ASG de los fondos
En el análisis de fondos empezamos por comprobar la existencia de compromiso de la gestora, si está adherida a estándares internacionales, si cuenta con principios ASG y recursos y productos. También analizamos el proceso de inversión y existencia de exclusiones, el ejercicio de la propiedad activa y diálogo con las empresas en que invierte, así como su seguimiento e informes. El resultado de este análisis cuantitativo y cualitativo es una puntuación ASG que determina gestoras líderes y rezagadas, cuya evolución observamos en el tiempo. Esta puntuación propia tiene cierta relación, aunque no sistemática, con la clasificación del Reglamento de Divulgación de la Unión Europea, la cual se tiene en cuenta.
En cuanto a los propios fondos, nos fijamos en cuatro pilares, de manera similar al análisis de acciones individuales. Hacemos diligencia debida ASG, vemos si el fondo está clasificado bajo del artículo 9 SFDR y la política de exclusiones. Luego nos fijamos en la relevancia respecto a cambio climático, que tiene que ser uno de los principales objetivos del gestor. Además, nos fijamos en la composición de la cartera y en el caso de fondos orientados a líderes Net Zero y soluciones, comprobamos la exposición a sectores de impacto negativo en el clima y si existe el diálogo con los mismos, así como la alineación con la taxonomía de actividades relacionadas con el cambio climático. También tenemos en cuenta la intencionalidad, que consideramos existe cuando la gestora es signataria de Alianza Net Zero Asset Managers, cuenta con objetivos intermedios de reducción de emisiones a nivel de cartera y diálogo activo con las empresas en que invierte. En cualquier caso los fondos tienen que proporcionar métricas relacionadas con el clima de acuerdo a los principales estándares.
La más simple de las herramientas de medición es la binaria, es decir el porcentaje de componentes de la cartera del fondo alineados con el Acuerdo de París, la ciencia climática y los marcos existentes de la industria. Un enfoque más complejo implica medir las previsiones de emisiones de los componentes de la cartera frente a un referencia de escenario climático. El Reglamento de Referencias Climáticas de la UE requiere que las carteras se descarbonicen a tasa promedio de 7%/año para el escenario global de aumento en 1,5ºC de la temperatura. Estos modelos pueden utilizar escenarios teniendo en cuentas las diferentes tasas de descarbonización por sectores y regiones. Además, los modelos de calentamiento implícito tienen en cuenta la alineación de cada componente de la cartera con una temperatura. Por ejemplo, una puntuación 2,5 ° C a una empresa indica que está excediéndose respecto al presupuesto global de emisiones de carbono.
Rosa Sangiorgio, directora de ASG en Pictet WM
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