La actual titular del ministerio británico de Exteriores, Liz Truss, ha vencido en la votación final con un 57,4% de los votos al exministro de Finanzas Rishi Sunak, que había ganado todos los procesos eliminatorios anteriores, y que en esta ocasión, ha caído derrotado con un 42,6% de los sufragios.
Truss, de 47 años, fue de las pocas personas que se mantuvo leal a Boris Johnson cuando gran parte de sus ministros trataba de forzar su salida. De hecho, ha vencido a Sunak, quien fue el primero de todos los ministros que dimitieron, y que ha pagado caro su pulso, donde la militancia del Partido Conservador ha terminado por darle la espalda, pese a que él parecía ser el gran favorito en un primer momento, habiendo sucumbido ante Truss en la última votación.
- La nueva primera ministra del Reino Unido se enfrenta a unas condiciones económicas extraordinariamente complicadas
- El recorte de impuestos y el incremento de gasto público para contrarrestar la crisis energética podrían debilitar las finanzas públicas, en un contexto de ralentización económica
En mitad de la desaceleración económica y la espiral inflacionista, estos son los principales retos a los que se enfrenta:
Eiko Sievert, director de calificaciones del sector público y soberano de Scope Ratings
Los planes de recorte de impuestos y aumento de gasto público de la nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, corren el riesgo de poner en peligro las finanzas públicas y la confianza de los inversores si las reformas no mejoran también la credibilidad fiscal y preservan la independencia de los reguladores financieros y del Banco de Inglaterra.
Elegida este lunes como líder del gobernante Partido Conservador, convirtiéndose así en la nueva primera ministra del Reino Unido, Truss asume el cargo en unas circunstancias económicas inusualmente difíciles.
La alta inflación, el aumento del coste de la energía, la depreciación de la libra esterlina frente al dólar y la desaceleración del crecimiento económico pondrán a prueba el éxito en la tarea de ayudar a los hogares a hacer frente al aumento del coste de vida. Además, esta política también definirá su mandato en el período previo a las próximas elecciones generales, previstas para dentro de poco más de dos años.
Un reto concreto del Reino Unido con el que el Gobierno de Truss tendrá que lidiar es la elevada proporción de deuda vinculada a la inflación. El Tesoro ha sido un gran emisor de bonos ligados a la inflación, que representan alrededor del 25% de la deuda pública en circulación, más que otras grandes economías europeas como Alemania (4%) y Francia (11%).
Hasta ahora hemos previsto un descenso gradual de la deuda pública del Reino Unido hacia el 84% del PIB en 2027, tras un fuerte aumento durante la pandemia hasta el 103% del PIB en 2020. Tal y como están las cosas, la deuda del Reino Unido en relación con el PIB seguiría estando muy por encima de los niveles de deuda previstos para 2027 en economías con rating AAA, como Alemania (65%) y los Países Bajos (47%), aunque sería inferior a la de algunos países con calificación AA, como Francia (115%) y Bélgica (118%).
Truss promete una amplia serie de reformas
Truss promete una amplia serie de cambios políticos, entre los que se incluyen importantes compromisos de gasto público, una reforma fiscal y una reevaluación de los marcos regulatorio y fiscal del país.
Una de estas propuestas consiste en amortizar la deuda pública relacionada con el Covid en un plazo más largo, lo que aumentará la carga de la deuda del Reino Unido y es una muestra de las deficiencias del marco fiscal británico. A diferencia de los marcos más rígidos de Alemania o de varios países nórdicos, el marco del Reino Unido se ha adaptado con frecuencia en los últimos años en respuesta a las perspectivas económicas.
Las reformas fiscales propuestas tendrían como objetivo, al menos, contener la presión fiscal del país. Según estimaciones anteriores de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, ésta iba a alcanzar en los próximos años su nivel más alto desde los años 60, sobre todo debido a la subida prevista del impuesto de sociedades.
Los cambios para reducir la presión fiscal incluirán probablemente la anulación de la subida de las cotizaciones a la seguridad social de abril, la supresión de las subidas previstas del impuesto de sociedades y la revisión de los impuestos a las empresas, los autónomos y a las herencias.
Los ingresos por impuestos están en peligro en medio de la crisis energética
Sin embargo, esto podría dar lugar a una menor recaudación fiscal en los próximos años si los recortes no suponen un impulso suficiente para la actividad económica que compense los vientos en contra a los que se enfrenta la economía británica, desde los obstáculos relacionados con el Brexit al crecimiento impulsado por las exportaciones, la elevada inflación y el aumento de los costes de la energía, además de la posibilidad de que este invierno se produzcan nuevas tensiones relacionadas con la pandemia en los servicios sanitarios. Creemos que se ha hablado poco de recortes del gasto público en áreas no esenciales para compensar.
A la incertidumbre sobre las perspectivas de las finanzas públicas se suma la preocupación por el futuro de los sólidos marcos de supervisión financiera y gobernanza económica y monetaria del país, que Truss tiene previsto revisar. El sofisticado sistema de regulación financiera del Reino Unido y el sólido marco de gobernanza macroprudencial del Banco de Inglaterra y la Autoridad de Conducta Financiera respaldan la actual calificación del país (AA/estable).
Si el nuevo Gobierno pretende reformar el sistema de regulación financiera del Reino Unido, con la revisión del mandato del Banco de Inglaterra o la reestructuración de otros reguladores clave, será crucial que estos organismos mantengan independencia suficiente frente a la interferencia política.
Jean Roche, gestora de fondos del equipo paneuropeo de pequeña y mediana capitalización de Schroders
La crisis por el aumento del coste de vida, el malestar industrial, los temores sobre el suministro de energía y los continuos problemas derivados del Brexit son algunos de los puntos críticos a los que se enfrenta la sucesora de Boris Johnson, Liz Truss.
La nueva primera ministra del Reino Unido afronta una serie de problemas candentes que necesitan atención urgente. Entre ellos, la crisis del coste de vida provocada por una inflación que alcanza el nivel más alto de los últimos 40 años, el aumento de los precios de la energía, una serie de huelgas y las dificultades no resueltas producto de la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea.
La crisis del coste de vida
Los hogares británicos se enfrentan a una crisis de ingresos en múltiples frentes en los próximos meses. Se espera una inflación de dos dígitos para finales de 2022, junto con caídas de dos dígitos en el gasto discrecional, ya que la casi duplicación de los precios del gas al por mayor desde mayo de 2022 se traslada a los precios de la energía al por menor que pagan los hogares británicos. La renta media (después de impuestos) es de 31.400 libras, por lo que un aumento de 1.500 libras en las facturas de energía para el hogar típico equivale a alrededor del 5% de los ingresos anuales. Además, el aumento de los costes hipotecarios parece que será de una magnitud similar.
En lo que va de 2022, la renta disponible de los hogares británicos ha crecido gracias al dinamismo del mercado laboral y a la utilización de los ahorros acumulados durante los confinamientos por el Covid. El rastreador de ingresos de la cadena de supermercados ASDA (que incorpora datos desde 2011) muestra un descenso interanual para julio de 2022 del 16,5% en los ingresos de los hogares británicos (excluyendo las ayudas) después de impuestos y del gasto en artículos de primera necesidad. Esto equivale a una pérdida de 40 libras por semana. Es probable que esta caída sea mucho mayor.
Los ahorros acumulados durante la pandemia – estimados en 190.000 millones de libras – no se reparten por igual entre los hogares. Los que tienen menores ingresos suelen tener ahorros limitados o inexistentes, y los más pobres sentirán mayor presión que los hogares con ingresos medios o altos. Casi una cuarta parte de los hogares no tiene ahorros y otro 9% tiene ahorros de 250 libras o menos. Con una inflación que probablemente supere el máximo del 13% previsto por el Banco de Inglaterra (BoE), los trabajadores no estarán mejor a mediados de 2023 que 20 años antes (según un estudio de la Resolution Foundation).
Cambios políticos: pero ¿qué pasa con las empresas?
Liz Truss ha propuesto una reducción de impuestos de más de 30.000 millones de libras en un intento de estimular la economía y evitar una posible recesión. Otro apoyo político podría venir de la mano de la reversión de la subida de las cotizaciones a la Seguridad Social introducida por el actual Gobierno para impulsar la financiación de la asistencia social a los adultos.
Otros 30.000 millones de libras podrían obtenerse a través del Crédito Universal (pagos de la seguridad social), elevando los umbrales del impuesto sobre la renta (el nivel en el que la gente empieza a pagar impuestos) o mediante reducciones en el nivel del IVA.
Las huelgas continuarán
Los trabajadores del Reino Unido están experimentando las mayores caídas de salario real (salarios ajustados a la inflación) desde 1977. La inflación se mantendrá alta en 2023, por lo que se prevé un aumento de las huelgas. En 2022 hemos visto huelgas de trabajadores del transporte, de correos y de abogados, y este malestar se extenderá a otros sectores. Sin embargo, también es posible que sean menos graves de lo que se teme y se comenta en los medios de comunicación. Esto podría deberse al bajo nivel de reservas de los fondos sindicales, que combinado con la crisis del coste de vida podría limitar la acción industrial.
El sector privado se encuentra en situación de pleno empleo y los trabajadores van a exigir salarios nominales más altos para cubrir el aumento del coste de vida.
El sector público, en el que los acuerdos salariales han quedado desfasados respecto a los del sector privado, es el que más riesgo corre de sufrir nuevas acciones sindicales a medida que nos acercamos al invierno y a 2023. Una espiral de precios salariales, en la que el aumento de los salarios hace que los precios suban, lo que a su vez hace que los salarios sigan aumentando, se está convirtiendo en un riesgo clave para la economía del Reino Unido y el nivel de la libra frente a otras divisas.
Recesión: ¿cómo se comportarán las empresas ante el aumento de los costes y la caída del gasto?
El Banco de Inglaterra prevé que el Reino Unido experimentará una recesión (definida como dos trimestres consecutivos de retroceso económico) que durará 15 meses, debido al impacto de la subida de los tipos de interés y el aumento de los costes de la energía. La confianza de los consumidores británicos ha caído a mínimos de 50 años.
Un estudio del Banco de Inglaterra indica que las empresas británicas confían en poder trasladar a los consumidores los rápidos aumentos de costes para proteger sus márgenes. Aunque esto ofrece cierto consuelo a los inversores, será una preocupación para los políticos y el banco central, ya que indica que la inflación podría afianzarse en niveles más altos.
Las empresas más grandes habrán podido cubrir parte de sus costes energéticos, por lo que no estarán tan expuestas a las subidas de precios de la energía a corto plazo. Sin embargo, muchas pequeñas y medianas empresas sentirán una fuerte presión sobre los costes. El sector del consumo discrecional será el más expuesto al aumento de los costes de la energía, ya que los consumidores frenarán el gasto en artículos de gran valor, como coches y artículos para el hogar, así como en ropa y calzado.
Otra de las grandes cuestiones que deberá abordar la nueva primera ministra es qué medidas, si es que las hay, se pueden tomar para ayudar a las empresas. Sus aumentos de precios han reflejado las subidas del coste mayorista del gas de forma inmediata, sin el efecto retardado de un tope de precios, como es el caso de los consumidores domésticos. Las pequeñas empresas han visto cuadruplicados sus costes energéticos en los últimos 18 meses.
Las empresas energéticas seguirán beneficiándose de la subida de los precios del gas y el petróleo, como demuestra el aumento de los beneficios anunciado por algunas de las principales compañías energéticas. Una serie de sectores también deberían ofrecer refugio a los inversores. Entre ellos, la banca (con los bancos beneficiándose de la subida de los tipos de interés), el sector farmacéutico y el aeroespacial.
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