Nadie es ajeno ya al fenómeno de la inflación en España. El incremento de precios lleva produciéndose después de la aceleración de la demanda tras el covid, con los cuellos de botella en las cadenas de suministro, y con el agravante de la guerra de Ucrania. Eso ha provocado que en España el IPC se encuentre por encima del 10%. Unos niveles que no se veían desde los años 80. ¿Cómo afecta esto a la hora de contratar una hipoteca?
La realidad es que la subida de precios repercute, sobre todo. Esa es la realidad. Los diferentes sectores buscan ajustarse al momento y por ello se ven obligados al incremento progresivo de los precios para no reducir en extremo sus márgenes. Es lo que siempre ha ocurrido en momentos en los que ha habido unas mayores presiones inflacionarias.
Y es que con la subida de los precios, el capital pierde valor de forma progresiva. En este sentido, la inflación, sin embargo, no afecta solo al dinero que ganamos cada mes, sino también al que debemos al banco. Un claro ejemplo de sus consecuencias en las deudas lo podemos encontrar en los préstamos hiptoecarios.
Por ejemplo, la inflación hace que el Banco Central Europeo tenga que mover ficha para rebajarlo con subidas de tipos de interés, lo cual afecta de forma negativa a las hipotecas a tipo variable: estas van ligadas al euríbor y hace que las cuotas se incrementen considerablemente a medida que las tasas se revisan al alza.
Por cada 100.000 euros en una hipoteca una subida de un punto porcentual en el euríbor se traduce, de media, un incremento de la cuota en torno a los 60 euros. Ese es el cálculo que los usuarios han de tener de referencia.
Los intereses para devolver a la entidad bancaria por el préstamo de nuestra hipoteca vienen marcados en gran parte por el Euribor, por eso, si éste baja, la cuota de tu hipoteca también lo hará, y a la inversa en el caso contrario.
Cabe recordar que el euríbor se encontraba en mínimos históricos desde febrero de 2016 y se creía que no volvería a repuntar hasta 2030. Por ello, muchas personas se decidieron por contratar hipotecas variables en lugar de fijas.
No obstante, el fuerte repunte del IPC ha obligado a los bancos centrales a plantearse endurecer su política monetaria antes de lo que se había previsto. De este modo, se espera que las cuotas hipotecarias comiencen a subir como ya lo han hecho el pasado mes noviembre de este mismo año. Pero no unas grandes subidas.
En cuanto a las hipotecas a tipo fijo la situación es algo distinta. A pesar de que en estos últimos años podría resultar mucho más cara que la de tipo variable, es en estos casos donde genera una verdadera ventaja. Eso sí, no se espera una gran subida de precios, por lo que es difícil predecir en la actualidad si ha sido una buena o mala elección.
Con todo, la inflación hace que el dinero pierda valor, tanto el que ingresamos como el que pagamos. Esto puede ser beneficioso para las familias con hipotecas fijas, ya que cuando el IPC supera el interés del préstamo, podríamos decir que la inflación paga parte de la hipoteca.
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