«El Reino Unido está cotizando a una valoración extremadamente baja en relación con su propia historia y con otros mercados regionales. […] Si una empresa estadounidense o una sociedad de capital riesgo fuera a comprar un activo británico, el momento sería ahora, dada la caída de la libra esterlina«
«El Banco de Inglaterra se queda corto«, advierte Smith. «Los inversores buscan una respuesta del Banco de Inglaterra y del Tesoro para defender la libra esterlina» pero, tal y como comenta el experto: «la caída de la libra tras la declaración y la subida de los gilts a 30 años al nivel más alto desde 1998 sugieren que el mercado necesitaba más seguridad y una acción más rápida, y el Banco de Inglaterra respondió y tardó sólo dos días en volver a cambiar su postura«. Smith advierte que «esto no sólo va en contra de su intención de vender valores, sino que amplía aún más la incoherencia de la política del Reino Unido para estabilizar los mercados».
Smith continúa señalando que «la situación en los mercados de gilt y gibra esterlina se ha convertido en algo similar a una crisis de deuda de mercados emergentes, cuando los inversores extranjeros pierden la confianza en un gobierno local y venden tanto los bonos como la moneda al mismo tiempo«.
Y concluye: «Para detener la caída de la libra esterlina, el gobierno británico o el Banco de Inglaterra deben restablecer la confianza
en la moneda. Esto podría significar un vergonzoso giro en las políticas fiscales del gobierno, el anuncio de severos recortes de gastos para reducir el déficit presupuestario previsto o una agresiva subida de tipos por parte del Banco de Inglaterra o incluso una reunión de emergencia para «subir los tipos» y estabilizar la libra.
Pase lo que pase en los próximos días, los tipos de interés tendrán que subir más de lo que se pensaba para compensar la relajada política fiscal del Gobierno y cualquier inflación adicional derivada de la bajada de la libra. Los hogares ya se enfrentaban a una importante presión inflacionista y a la perspectiva de una recesión. Ahora se enfrentan a la perspectiva de unos costes de endeudamiento aún más elevados y a un golpe material a la riqueza de los hogares, en contra del objetivo del Gobierno de impulsar el crecimiento y contener la crisis del coste de la vida».
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