La histórica racha de sequía que estamos viviendo este año en muchos países pone en peligro el rendimiento agrícola de los cultivos de cereales y hace temer la escasez de ganado. Esta consecuencia directa del cambio climático pone de manifiesto nuestra actual dependencia y la lentitud de los procesos de adaptación.
La crisis climática no es un factor aislado y se entrelaza con la gestión de la guerra, la escasez de energía y alimentos y la crisis inflacionaria, lo que nos lleva a prever un periodo de contracción económica para finales de año. El alcance de esta desaceleración variará según los países, los sectores y las empresas (más o menos ágiles ante la desaceleración del crecimiento y la presión de los márgenes).
La COP27, que se celebrará en noviembre, podría aportar sorpresas positivas. De fondo, un programa de gasto histórico, votado en Estados Unidos, con la Ley de Reducción de la Inflación, que contempla destinar 370.000 millones de dólares a la transición energética para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del país en un -40% en 2030 con respecto a 2005. Esto vuelve a poner a EE.UU. en acción y lo posiciona como un importante rival de China al reducir su dependencia de esta última integrando a lo largo de la década la cadena de suministro necesaria para el desarrollo de los coches eléctricos y los paneles solares.
La crisis energética que estamos viviendo en todos los países podría ser un riesgo de transición para algunos gobiernos o un catalizador positivo para acelerar el desarrollo de las energías renovables. Europa, líder de en la senda hacia la transición energética, parece ser la zona más expuesta debido a su dependencia energética de Rusia. Las opciones económicas a corto plazo apoyan el consumo de combustibles fósiles y superan la emergencia climática. Esta lógica económica podría poner en peligro la Transición Energética y la capacidad de los gobiernos para cumplir sus compromisos en los Acuerdos de París. Por otro lado, los Estados Unidos, mucho menos afectados por esta crisis, han votado un plan climático muy ambicioso a favor de la transición energética.
Posicionamiento en los líderes climáticos
Desde el punto de vista de la asignación, infraponderamos los países de la eurozona. El Reino Unido, a pesar de ser líder en la transición energética, parece especialmente vulnerable y muy expuesto a un aumento incontrolado de la inflación. Preferimos EE.UU., donde la inflación parece haber tocado techo y la política monetaria se está normalizando.
En lo que respecta a la deuda corporativa, nuestro objetivo es identificar las empresas que se benefician de estas tendencias a largo plazo y que cuentan con suficientes colchones financieros para resistir la recesión económica a corto plazo. Al igual que en las demás estrategias, favorecemos los sectores menos cíclicos, como las telecomunicaciones, la sanidad y los productos de consumo básico. En el sector de las utilities, discriminamos entre las compañías en función de su mercado (regulado o no) y de su vulnerabilidad a la subida de los precios de la energía. Dentro de la industria y el sector del automóvil, redujimos nuestra exposición para mantener a los actores más resistentes desde el punto de vista financiero, que podrán contar con su ventaja de agilidad en las cadenas de valor vinculadas a la transición energética.
Es probable que la subida de los precios del carbono y la necesidad de garantizar la seguridad energética del bloque aceleren la agenda climática y energética de aquí a finales de año. El mercado será muy sensible a cualquier avance político en temas relacionados con el objetivo de alcanzar el 80% de almacenamiento de energía en noviembre. Se esperan avances que podrían traducirse en un endurecimiento del mecanismo de contención de costes del ETS de la UE (mercado regulado de créditos de carbono), el avance de las reformas relacionadas con el plan «Fit for 55», un retraso en el apagón de las nucleares y/o un aumento de los pedidos de importación de gas natural licuado (GNL). Todos estos factores podrían reducir la demanda de créditos de carbono en la última parte del año y hacer bajar los precios o, al menos, ralentizar la actual subida.
Marie Lassegnore, responsable de crédito y de inversiones sostenibles de La Française AM
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