La era de Angela Merkel está llegando a su fin en la política alemana. 16 años como canciller han aportado estabilidad y un crecimiento sostenido, pero su marcha deja ahora un vacío que a su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), le está costando cubrir.
Las elecciones de este fin de semana serán probablemente una de las campañas más reñidas de las últimas décadas. El sustituto de Merkel, Armin Laschet, al frente de la coalición CDU/CSU (ahora denominada «Unión») ha tenido dificultades para captar la atención del público y el cariño de los antiguos simpatizantes de Merkel.
Las encuestas de intención de voto han oscilado significativamente en los últimos meses (gráfico 1). A finales de abril, el partido de los Verdes superó a la Unión, para después retroceder. En julio, una desafortunada foto de Laschet sonriendo mientras visitaba a las víctimas de las inundaciones desencadenó una reacción de rechazo, haciendo que el apoyo cayera unos nueve puntos porcentuales.
Según las encuestas, el líder del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), de centro-izquierda y actual vicecanciller y ministro de Economía, Olaf Scholz, va camino de sustituir a Merkel como canciller, suponiendo que pueda formar un gobierno de coalición con mayoría. La Unión se encuentra ahora en segundo lugar, los Verdes (Grüne) en tercero, mientras que el Partido Democrático Libre (FDP), de tendencia liberal, apenas se mantiene en cuarto lugar. Cabe mencionar que, debido a la pandemia, muchos hogares están optando por el voto por correo, por lo que estos sondeos se consideran casi tan válidos como las encuestas a pie de urna.
Al igual que en anteriores elecciones, las perspectivas de Alemania dependerán de la formación del próximo Gobierno de coalición. Sin embargo, un cambio de la alianza de centro-derecha liderada por la Unión a una coalición de centro-izquierda liderada por el SPD podría suponer cierto cambio en el panorama político, aunque el nivel de cambio dependerá de los miembros que formen parte de dicha alianza.
¿Cómo podría cambiar la política alemana?
Hay tres aspectos políticos en los que vemos un mayor margen de cambio.
La política medioambiental. Merkel ya ha empezado a avanzar en el cambio de la política medioambiental y energética de Alemania hacia una vía más sostenible. Los escépticos dirán que esto es una consecuencia del aumento de la popularidad de los Verdes. Puede que haya algo de verdad en esto, pero muchos argumentarían que hay más por hacer. Dado que los sondeos de opinión muestran que el medio ambiente es la principal preocupación de los votantes -incluso por delante del Covid-19-, éste es el ámbito político en el que vemos más probabilidades de cambio, independientemente de la formación del próximo Gobierno.
Política fiscal. El SPD querría que la inversión pública estuviera excluida de las normas fiscales que exigen un presupuesto equitativo. Los Verdes querrían ver más gasto, y aunque el FDP está conforme con que haya más inversión, prefiere ser más conservador y financiarla con el ahorro y los impuestos. Dada la tendencia de las encuestas, parece probable una política fiscal más flexible.
Las relaciones con Europa. En Alemania, algunos se lamentan de que Merkel no ha sido lo suficientemente receptiva con la Unión Europea (UE), lo que ha obstaculizado los esfuerzos por integrar al país y profundizar en la relación. El SPD parece inclinarse más hacia la visión francesa de la necesidad de una mayor expansión e integración de la UE. El FDP desea que se reforme la UE para hacerla más eficaz, pero sin ceder más poder. En cambio, los Verdes apoyan la eventual federalización de la UE. Los sondeos sugieren que es probable una mayor integración de la UE tras las elecciones, aunque Merkel ha dado recientemente un giro en esta línea con la introducción de préstamos centralizados (aunque para uso de emergencia) y el fondo «NextGenationEU».
¿Qué partidos podrían formar parte del próximo Gobierno?
El gráfico 2 indica el porcentaje de votos que alcanzarían las probables coaliciones según los últimos sondeos, pero también la preferencia de los votantes. Como se aprecia en el gráfico, hay varios escenarios posibles que podrían ocurrir.
Aunque todavía es posible una coalición entre el SPD y la Unión (si cambia la actual dirección del Gobierno), es poco probable que sea una opción popular. La exclusión de otros partidos de la coalición después de las últimas elecciones de 2013 provocó cierto malestar tras los malos resultados de los dos principales partidos.
Los mercados de apuestas sitúan la mayor probabilidad en una coalición entre el SPD y los Verdes y el FDP. Muchos comentaristas especulan que la Unión preferiría pasar a la oposición para recomponerse antes que ser un socio de coalición de menor importancia.
Si se excluye a la Unión, el SPD necesita colaborar con el grupo de Los Verdes, el FDP o el LiNKE (Izquierda) para formar una mayoría viable. Aunque una coalición con los tres partidos más pequeños es técnicamente posible, es muy poco probable. El LiNKE es el partido mayoritario más izquierdista de la política alemana y, aunque no se aleja demasiado de los puntos de vista y las políticas del SPD, las diferencias con el FDP son demasiado acusadas.
Llegados a este punto, cabe mencionar que descartaríamos a cualquiera de los partidos que colaboran con el partido Alternativa para Alemania (AfD), a pesar de que éste supera el 10% en las encuestas. La AfD es un partido muy de derechas, nacionalista y populista para que los demás partidos trabajen con él.
Una coalición entre el SPD, los Verdes y el FDP, conocida como la “coalición del semáforo”, debido a los colores de los partidos, es muy probable que conduzca a una mayor inversión pública en infraestructuras, y potencialmente a un cambio hacia una fiscalidad más progresiva. El FDP probablemente se opondría a los intentos de suavizar las duras normas fiscales alemanas, pero podría tener que ceder para participar en el próximo Gobierno.
Una coalición SPD/Verdes/LiNKE supondría un giro aún mayor hacia la izquierda, pero esta es la opción que más preocupa a los inversores. Alemania está considerada como el centinela de la prudencia fiscal en la eurozona, y su deuda pública uno de los activos seguros más valorados y codiciados en el mundo de las finanzas. El temor es que no sólo la mala gestión fiscal dañe la reputación y el papel de la deuda pública alemana en las finanzas globales (lo que en sí mismo podría desestabilizar los mercados europeos de deuda soberana), sino que también podría dañar la sólida relación entre el Gobierno y las empresas en Alemania – pudiendo iniciar el éxodo de capital del Mittelstand alemán.
¿Puede la Unión seguir desempeñando un papel importante?
En nuestra opinión, del mismo modo que Merkel ha pedido a otros socios de la coalición que sean pragmáticos y desempeñen su papel como subordinados en el Gobierno, aún hay muchas posibilidades de que la Unión siga el mismo camino. Si la Unión quiere realmente defender sus políticas anteriores, debería intentar formar parte del próximo Ejecutivo.
Como se ha mencionado anteriormente, una coalición con el SPD en solitario podría resultar poco popular, por lo que incluir a los Verdes o al FDP tiene sentido (es poco probable que la Unión se alíe). Cualquiera de las dos coaliciones funcionaría bien, pero como el FDP está a la derecha de la Unión en el espectro político, el SPD podría preferir un partido más centrista como los Verdes.
Los Verdes hacen campaña sobre todo en cuestiones medioambientales, lo que les aporta mucho apoyo. Sin embargo, cuando los Verdes debaten la política fiscal y la justicia social, suelen perder muchos apoyos debido a su postura idealista más intervencionista. Los votantes alemanes siguen siendo muy conservadores en materia de política fiscal. En una coalición con el SPD y la Unión, los Verdes podrían liderar la política medioambiental, mientras el SPD y la Unión se encargan del resto.
Conclusiones: mayor gasto, más apertura
Estas elecciones son un hito importante para Alemania, y muchos seguirán de cerca el resultado. Para los inversores, será una de las elecciones menos conflictivas de la región, pero hay algunos resultados posibles que podrían asustar a los mercados. Una coalición muy orientada a la izquierda que incluya a LiNKE es la principal preocupación, pero otras opciones más favorables al mercado parecen más probables.
Si las encuestas no se equivocan, esperamos que la política fiscal sea más expansiva en los próximos años, con una mayor inversión en servicios públicos e infraestructuras. También esperamos ver una relajación en la relación con Europa, y una mayor apertura hacia la integración de la UE.
En cualquier caso, aunque conoceremos pronto los resultados, es probable que las negociaciones para formar la próxima coalición duren varios meses, dada la posible amplia variedad de posibilidades que se ofrecen. De hecho, es factible que el nuevo canciller no sea investido antes de 2022.
Azad Zangana, economista y estratega europeo senior de Schroders
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