La armonización de las políticas fiscales y monetarias, el avance de la vacunación y la reapertura progresiva de las economías han permitido un fuerte repunte de la economía mundial: la recuperación económica no es, sin embargo, sincrónica entre las diferentes regiones del mundo y sectores de actividad.
Según las últimas previsiones del FMI, la economía mundial crecerá un 6% en 2021. Las perspectivas han ido mejorando gradualmente para los países desarrollados, y para los países emergentes se mantienen prácticamente sin cambios en el 6,3%. China, que antes de la pandemia era el motor del crecimiento mundial, se enfrenta a una ralentización de su actividad con el telón de fondo del resurgimiento de la pandemia y los esfuerzos por recuperar el terreno perdido.
En Estados Unidos, la Administración de Joe Biden inyectó 1,9 billones de dólares (9% del PIB) en la economía en marzo de 2021, que se suman al plan de estímulo de 900.000 millones de dólares de diciembre de 2020. Se esperan estímulos fiscales adicionales en la segunda mitad de 2021. Simultáneamente, la Unión Europea comenzó a distribuir fondos de su plan de recuperación de 750.000 millones de euros de la «Próxima Generación de la UE», la mayor parte de los cuales se comprometerán en el periodo 2021-2023 (Bloomberg, agosto de 2021). Los países beneficiarios tienen un programa de reformas e inversiones en consonancia con los objetivos climáticos y de transición digital de la UE.
Centrando la atención en los bancos centrales, la Fed y el BCE mantuvieron la cautela, al considerar que probablemente las presiones inflacionistas pasarán. Sin embargo, la Fed está comunicando eficazmente y preparando a los mercados para una disminución de sus compras de activos a finales de año. Este es ya el caso del Reino Unido, Canadá y Australia, donde los bancos centrales ya han optado por reducir sus programas de compra de activos. En cuanto a los países emergentes, a veces se encuentran en una situación más compleja. Así, los bancos centrales de Brasil, Rusia, Turquía, Hungría y Chile han subido sus tipos de interés clave a raíz de las presiones inflacionistas ligadas al repunte de las materias primas, a falta de una vacunación masiva, sus economías siguen sufriendo las consecuencias de las restricciones sanitarias.
La mayor preocupación de los inversores continúa siendo el riesgo sanitario. El aumento del número de casos en Estados Unidos, el retraso en la vacunación y la pérdida de eficacia de la vacuna contra la variante Delta alimentan estas preocupaciones. La estrategia de cero COVID de algunos países (Asia, Japón, Australia, Nueva Zelanda) también podría verse en dificultades y perturbar las nuevas cadenas de producción mundiales. Habrá que esperar entonces revisiones a la baja del crecimiento, principalmente en China y Estados Unidos.
Jean Luc Hivert, responsable global de inversiones de La Française AM
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