España crece, pero la consolidación económica se enfrenta a nuevos desafíos
La consolidación de la recuperación a nivel mundial es un factor que se está dando por sentado. Sin embargo, las divergencias económicas, las alertas de inestabilidad y las presiones inflacionistas siguen presentes. A corto plazo, el patrón que siguen estos riesgos será clave para determinar el dinamismo del crecimiento económico en 2022, así como el grado de recuperación real y la profundidad de las heridas socioeconómicas de esta crisis. Los expertos reunidos en «Los Desayunos Económicos de El Nuevo Lunes» analizan cómo se presenta la salida de la crisis a corto y medio plazo y cuáles son los principales retos y oportunidades así como la repercusión que tendrán en España y en la propia Unión Europea.
Aunque se está dando por sentado que la salida de la crisis del Covid es ya una realidad, los efectos colaterales derivados de la pandemia aún se dejan notar. Los últimos datos macroeconómicos de la Eurozona y EEUU, han mostrado una debilidad mayor de la esperada, sembrando nuevas dudas acerca de las previsiones de una recuperación económica saneada. En la Eurozona, el Producto Interior Bruto (PIB) del segundo trimestre del año ha sorprendido a la baja tras registras un crecimiento del 1,1%, muy por debajo de la cifra prevista del Instituto Nacional de Estadística (INE) y otros organismos. También la OCDE ha constatado la recuperación incompleta que afronta la economía mundial en la actualización de su escenario macroeconómico. En esta línea, advierte de un riesgo creciente de que los países emergentes y en desarrollo alcancen sus niveles de producción previos a la pandemia de forma retrasada frente a las economías avanzadas.
El escenario base es la consolidación de la recuperación a nivel mundial, con un crecimiento del PIB global esperado de en torno a un 5,7% anual, indica Alicia Coronil Jónsson, Economista jefe de Singular Bank. No obstante, «está condicionado, no sólo a la evolución de la pandemia sino también a la desaceleración que presenta la economía china y las crecientes tensiones inflacionistas por el lado de la oferta. De ahí que será clave, a corto plazo, el patrón que siguen estos riesgos porque determinarán el dinamismo del crecimiento económico en 2022. Y, cuál es el grado de recuperación real y la profundidad de las heridas socioeconómicas de esta crisis». Es decir, «si se consolidará una senda de crecimiento sostenible y resiliente», subraya.
En el caso de las economías avanzadas, en su opinión será determinante no sólo el éxito de los planes de recuperación, sino también que desarrollen reformas estructurales que impulsen la productividad y el proceso de consolidación fiscal, especialmente en España.
Todo ello en un contexto en el que abren nuevas oportunidades en torno a la digitalización, la transición energética, el envejecimiento de la población y la reconfiguración de las cadenas de valor, entre otro, dice Alicia Coronil . Pero también, junto al reto de garantizar una recuperación integradora que reduzca la fragmentación generacional y apuntale el papel de las empresas y la creación de empleo. En su opinión, «es necesario evitar un escenario geopolítico marcado por mayores tensiones, proteccionismo y una menor cooperación».
El impacto de la inflación elevada en la economía, es también un reto a tener en cuenta de cara a la recuperación económica. «Es negativo, especialmente en las empresas intensivas en su consumo, como metalurgia, química, siderurgia, cerámica y gases industriales, por sus implicaciones en términos de competitividad», dice. Además, también condiciona negativamente al resto del sector industrial y a actividades del sector servicio como la hostelería, el comercio, etc. En su opinión «es un riesgo porque, más allá de su impacto sobre la capacidad de compra y ahorro de los hogares, erosiona los resultados de las empresas en un momento en que muchas de ellas han sufrido un fuerte impacto por la pandemia. Es decir, el riego es para el conjunto de la economía porque su persistencia ralentizará el crecimiento y la creación de empleo».
«El escenario base para la consolidación de la recuperación económica está condicionado no sólo a la evolución de la pandemia, sino también a la desaceleración que presenta la economía china y las crecientes tensiones inflacionistas por el lado de la oferta». Alicia Coronil, Economista jefe de Singular Bank.
Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Granada y director de Estudios Financieros de Funcas, señala que «lógicamente el rebote de las economías se están produciendo y las previsiones de la OCDE, por ejemplo, lo recogen.
Según sus previsiones, las tasas de crecimiento de 2021 y 2022 serán probablemente algo más elevadas para los países que sufrieron más el impacto en 2020, por un confinamiento más estricto y una mayor especialización en turismo y servicios similares. Sin embargo, lo importante es ver el efecto neto de ambos procesos en unos meses para ver cómo se han comportado. «Los países que mejor vacunan (o que en su población hay menos antivacunas) es muy probable que crezcan más por la menor incidencia de la pandemia actualmente y una cierta vuelta a la normalidad. Los países que vacunan peor van a tener un mayor estancamiento en la salida de la crisis. Los principales retos pasan por las posibles variantes del coronavirus y su posible efecto en la economía pero también por los problemas de suministro a escala internacional y la posible inflación. Las oportunidades pasan por saber hacer reformas que aumenten la competitividad de los países».
En cuanto al impacto del a inflación, señala que “si persiste en el tiempo la subida del coste de la energía, sobre todo el gas, que se ha trasladado a la electricidad, será un freno a la intensidad del crecimiento económico en los próximos trimestres. Aunque la inflación puede ser generalizada en la mayor parte de los sectores económicos, debido a la falta de suministros y tensión de la demanda, aquellos más intensivos en energía contribuirán más a la inflación”.
Se espera un crecimiento de la economía mundial del 6%, impulsado sobre todo por la demanda de consumo, los estímulos fiscales y la cierta recuperación del comercio internacional, dice Juan Iranzo, catedrático de Economía Aplicada de la UNED. “Sin embargo los cuellos de botella existentes en las cadenas de producción, el coste de la energía y en general de las materias primas, el repunte de la inflación y la alta deuda pública y privada, pueden ser factores que lastren la recuperación, apunta.”
“Si persiste en el tiempo la subida del coste de la energía, sobre todo el gas, que se ha trasladado a la electricidad, será un freno a la intensidad del crecimiento económico en los próximos trimestres”. Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Granada y director de Estudios Financieros de Funcas.
Por lo que respecta a la inflación en España se ha situado en el 3,3% en el mes de agosto y con tendencia a seguir subiendo. La elevación del precio de los alimentos frescos y de las actividades más intensivas en energía, como el transporte son las más intensas. Sin embargo ya se está detectando una inflación de segunda ronda, que podría situar el IPC en el 4% al finalizar el año, explica.
En su opinión, “el Gobierno deberá aplicar una política fiscal rigurosa que permitiese luchar contra la inflación; sin embargo los Presupuestos Generales del Estado, para el 2022 son muy expansivos, como las actuales”.
En las economías desarrolladas, Estados Unidos ha marcado como siempre la pauta a seguir, señala Juan Pedro Marín Arrese, economista y profesor del IEB, UCM. “Afrontó la crisis sin tardanza con un ingente paquete de estímulos fiscales de dimensiones que empequeñecen los tibios intentos colectivos aquí en Europa. No es de extrañar que haya recuperado ya los niveles productivos previos a la pandemia y registre tasas de ocupación cercanas al pleno empleo”, dice.
Desde su perspectiva, “nuestro continente retrasará esa recuperación hasta bien entrado el próximo año. En cuanto al comportamiento de los países emergentes “ha resultado desigual, con un rápido repunte en China pero serios problemas en otras áreas geográficas.”
Con todo, no puede concluirse que la plena recuperación se haya alcanzado, dice. “Los desajustes en las cadenas de suministro y el riesgo siempre latente de una reactivación de la pandemia invitan a una actitud de prudencia. Nunca se sale bien parado de un shock tan intenso como el experimentado. Tardaremos tiempo en recobrar la velocidad de crucero en un marco de plena normalidad”.
Por lo que respecta a la subida en flecha de los precios mayoristas de la electricidad afirma que constituía un fenómeno previsible que el Gobierno se han encargado de convertir en preocupación ciudadana por su torpe manejo de esta crisis. “Prometió domeñar el incremento de las tarifas en plena fase alcista de los costes, viéndose abocado a adoptar medidas extraordinarias de intervención, cediendo así protagonismo al sector morado del Gabinete. Políticamente, el resultado no ha podido ser peor para Sánchez y el PSOE. Si los consumidores antes culpaban a las eléctricas de las elevadas facturas, ahora pedirán cuentas al Gobierno”.
“La subida en flecha de los precios mayoristas de la electricidad constituía un fenómeno previsible que el Gobierno se han encargado de convertir en preocupación ciudadana”. Juan Pedro Marín Arrese, economista y profesor del IEB, UCM
Los tipos de interés, un desafío global
La posibilidad de que los Bancos Centrales abran el grifo a una subida de tipos, antes de lo previsto en caso de que la inflación se dispare, es una de los grandes desafíos para la economía global y también para los mercados. Alicia Coronil señala que una subida de tipos anticipada “tendría efectos negativos para la economía española si no se produce una plan de reformas estructurales que garantice una corrección de los desequilibrios presupuestarios que presenta nuestro país”. En este sentido, España presenta un déficit estructural en torno a un 4% del PIB y una deuda pública en los últimos cuatro trimestres de un 121,6% del PIB, por lo que un aumento de los tipos de interés representaría un incremento del servicio de la deuda y reduce el margen de maniobra para volver a un equilibrio presupuestario sin dañar el crecimiento,” explica. “Todo ello sin olvidar las implicaciones a partir del momento en el que se recuperen las reglas fiscales europeas. Al mismo tiempo que el sector privado afrontaría un endurecimiento de las condiciones financieras, en un momento en el que muchas empresas han visto repuntar significativamente sus niveles de endeudamiento por el impacto de la crisis sanitaria. De ahí la relevancia de realizar las reformas estructurales que nos permitan lograr la consolidación presupuestaria sin recurrir a un aumento de la presión fiscal”.
Santiago Carbó cree que “no es fácil que se produzca subida de tipos en la Eurozona por lo que no es el horizonte con el que se trabaja normalmente para 2022. Más allá de 2022 es difícil decir, pero lógicamente un encarecimiento de la financiación podría frenar algo el crecimiento. “No mucho porque los tipos seguirían ultrarreducidos pero quizás podría tener un elemento positivo, como es la vuelta a una mayor normalidad monetaria,” explica.
Desde el punto de vista de Juan Iranzo, “los grandes peligros inflacionistas, pueden y deben provocar un cambio de tendencia en las políticas monetarias, tanto de la Reserva Federal, como del BCE. “Lógicamente significará un encarecimiento de la deuda, tanto pública como privada y penalizará la inversión; por lo que el crecimiento se puede moderar significativamente. Además pueden aparecer problemas para seguir colocando la deuda pública”, señala.
Para Juan Pedro Marín Arrese, “no resulta previsible que el Banco Central Europeo eleve sus tipos, procurando mantener su enfoque ampliamente acomodaticio el mayor tiempo posible”. Su anuncio de progresiva desescalada del programa extraordinario de compra de activos, no engaña a nadie, dice. “En las actuales circunstancias, asegurar la estabilidad del mercado de deuda se erige en prioridad primordial. No en balde, la acumulación de pasivos, especialmente por parte del sector público, convierte en especialmente vulnerable este mercado, guía y ancla de todo el sistema financiero”.
Sin embargo, lo que de verdad importa es el coste financiero a medio y largo plazo, en su opinión. “Inevitablemente afectado por lo que ocurre en el otro lado del Atlántico. Si, como parece previsible, el crédito se encarece en Estados Unidos, no tardaremos en importar esa subida por muy barato que se sitúe el precio del dinero al contado”.
“Los grandes peligros inflacionistas, pueden y deben provocar un cambio de tendencia en las políticas monetarias, tanto de la Reserva Federal, como del BCE”, Juan Iranzo, catedrático de Economía Aplicada de la UNED.
Un escenario nada tranquilizador para un país como el nuestro que vive de prestado, opina. “Aunque Bruselas mantenga su política de vista gorda hacia los déficits presupuestarios y el engorde del endeudamiento, los mercados no tardarán en mostrar su inquietud ante las divergencias crecientes en la eurozona”, dice Juan Pedro Marín.
“Por mucho que la inflación se erija en fenómeno transitorio, no tardaremos en ser testigos de un cambio en la política acomodaticia del Banco Central Europeo y una vuelta a la ortodoxia en materia fiscal. Por ello, seguir manteniendo excesivos desequilibrios constituye toda una temeridad. Si hemos desperdiciado la oportunidad de efectuar reformas estructurales que aseguren una base sólida para nuestra economía, al menos procuremos que la vuelta a la normalidad no nos pille con el pie cambiado”.
Miedo a un desplome bursátil
El temor a un posible desplome en los mercados, a causa de la incertidumbre económica y los múltiples desafíos globales es otro de los protagonistas que no pasa desapercibido en la recuperación económica. Santiago Carbó, no termina de ver un desplome en los mercados, a pesar del temor por Evergrande. “Bien es cierto que los desplomes desde un punto de vista histórico, siempre han sido inesperados, pero ahora con la recuperación en marcha, no veo en el corto plazo ese desplome. Sí que me preocupa más una persistencia de la inflación durante todo 2022, que podría generar tensiones monetarias y financieras”, comenta.
En esta línea, Juan Iranzo advierte que los mercados ya están descontando una subida de los tipos de interés y una ralentización del crecimiento, por lo que “es difícil que las Bolsas sigan subiendo, como en los últimos meses.
España: La evolución de los precios de la energía en los próximos meses es clave
A juicio de Alicia Coronil, “la revisión a la baja del avance del PIB del segundo trimestre proyecta un crecimiento inferior al previsto de en torno a un 6,8% anual en 2021, y condiciona negativamente la senda de corrección de los desequilibrios presupuestarios que presenta la economía española”. En concreto, podríamos esperar un crecimiento de 1 punto porcentual menor, que va asociado también a una ralentización de la creación de empleo. Todo ello unido al impacto negativo de las tensiones inflacionistas que han situado el avance del IPC por encima de la media de la Eurozona y de países como Francia e Italia con implicaciones negativas en términos de competitividad, dice.
Al mismo tiempo puede lastrar el consumo de los hogares y las expectativas de las empresas, dice. Por ello,” será clave la evolución de los precios de la energía en los próximos meses, en una coyuntura en la que el repunte del precio del gas también está añadiendo riesgos a nivel global tanto en Europa como en China, que pueden afectar negativamente al sector exterior español. Al mismo tiempo evaluar cuándo se observará una normalización de las cadenas de valor y del coste del transporte de mercancías.
En un momento que es necesario afianzar la senda de crecimiento de cara a 2022, es esencial diseñar medidas con amplio consenso y apoyadas en la colaboración público-privada que impulsen la productividad de nuestro tejido empresarial, y no introduzcan nuevos sobrecostes a las empresas, dice la economista jefe de Singular Bank. “El mercado laboral español requiere una mayor flexiseguridad, efectividad de las políticas activas de empleo y de un marco regulatorio estable que impulse la creación y el crecimiento de empresas”, asegura.
Por su parte, Santiago Carbó opina que “España se está beneficiando de una cierta vuelta a la “normalidad” turística. El verano ha sido razonablemente bueno y las perspectivas futuras parecen indicar que continuará así. “Si nada se trunca, las previsiones futuras de crecimiento del PIB sobre todo las de 2022 pueden ser mejores que las que se dicen hoy.
Por otra parte, “es importante contar con presupuestos y que la inflación no se desboque. Me preocupa el aumento del coste de la energía sobre todo para las familias y el consumo que realizan, ”subraya.
Juan Iranzo recuerda que “el PIB español se hundió un -10,8% durante el año 2020, lo que hacía prever una recuperación más intensa. Sin embargo durante el primer trimestre, este cayó un -0,6% y tan solo ha crecido un 1,1% durante el segundo trimestre”.
Y añade, “la cuarta y quinta olas de contagios, la falta de turistas extranjeros, las inadecuadas políticas económicas y la inflación que se podrá, situar en el 4% a finales de año; harán muy difícil que nuestra economía crezca más del 5% durante el año 2021. El PIB del 2019, difícilmente se conseguirá recuperar antes del año 2023, y desde ese momento, según el FMI, el crecimiento será muy moderado.
A juzgar por las cifras, tras el profundo retroceso sufrido, España registraría tasas de crecimiento y generación de empleo envidiables, dice Juan Pedro Marín Arrese.. “Un examen más atento nos muestra un escenario menos favorable. Crecemos, sí, pero a un ritmo menos intenso del previsto como indica el reajuste a la baja operado por el INE. Se recuperan muchos de los empleos perdidos durante la crisis pero de muy escasa calidad y productividad. Gobierno se aferra a esta cifra sin reparar lo que implica en términos de degradación del auténtico empleo”.
Preocupa, en particular, el coste de esta recuperación en términos de incremento sustancial de los desequilibrios, dice Juan Pedro Marín. “Salimos más vulnerables de esta prueba sin margen para rectificar el tiro. Confiar en exceso en los fondos europeos para sacarnos de apuros, constituye una muestra de ceguera. Bien haría el Gobierno en poner la casa en orden lo antes posible, empezando por reducir el déficit de las cuentas públicas”.
Desayunos Económicos de El Nuevo Lunes / Maite Nieva
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