Hasta ahora, todas las aportaciones que se realizaban en un plan de pensiones individual o de empleo desgravaban en la declaración de la renta hasta un límite de 8.000 euros o hasta el 30% de los ingresos. En el caso de los individuales, se podían incluir otros 2.500 euros de las aportaciones al plan del cónyuge, siempre y cuando este no obtuviera ingresos. El límite para las personas sin discapacidad era de 24.500 euros.
Este año 2021, la fiscalidad de los planes de pensiones individuales es menos generosa y la desgravación se reduce hasta los 2.000 euros, según lo establecido en los Presupuestos Generales del Estado de 2021. En relación a la aportación al plan del cónyuge, baja de los 2.500 a 1.000 euros. No se tocan las aportaciones de las personas con discapacidad.
Otro cambio importante de la fiscalidad de los planes de pensiones en 2021 es que se fomentan los planes de empleo, que son planes de pensiones ofrecidos en empresas y organizaciones a sus trabajadores, y para este vehículo la reducción fiscal aumenta de los 8.000 a 10.000 euros. En la actualidad, tan solo un 13% de los trabajadores cuenta con un plan de empleo, según la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco). Esto demuestra que son pocas las empresas que ofrecen este vehículo de ahorro.
En países como Reino Unido u Holanda, hay un sistema cuasiobligatorio. Por un lado, a cambio de ventajas fiscales las compañías están obligadas a proporcionar este instrumento de ahorro a su plantilla y esta queda adscrita al plan de empleo de forma automática. Puede cancelar su adscripción, pero lo cierto es que casi no hay bajas. No es de extrañar, por tanto, que, por ejemplo, en Reino Unido, el ahorro financiero de los hogares en planes de pensiones esté por encima del 50% cuando en España es del 16%, según Eurostat.
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