La inflación en EEUU se ha situado en el 9,1% en junio, niveles que no se veían desde noviembre de 1981, marcando un nuevo máximo de este nuevo régimen de precios que trae de cabeza a la banca central. El buen dato de empleo de junio y este dato de IPC arrinconan a una Reserva Federal que tendrá que seguir subiendo los tipos de interés a marchas forzadas.
El dato mensual de IPC se ha situado en el 1,3% (el ritmo más elevado desde septiembre de 2005), mucho más de lo esperado por los mercados, que habían vaticinado un incremento mensual de los precios del 1%. Este dato de la inflación mensual revela que la subida de los precios en EEUU está muy viva. La fortaleza de la inflación puede forzar a la Reserva Federal a subir los tipos de interés a un mayor ritmo. El dólar ya está descontando este escenario y sube con fuerza en el mercado de divisas, llevando al euro por debajo de la paridad.
Para Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes, «las cifras de inflación de hoy en EE.UU. refuerzan nuestra opinión de que la inflación se mantendrá probablemente en niveles elevados durante el resto del año, ya que las presiones de los precios externos e internos siguen repercutiendo en los precios al consumo. Aunque la mayoría de los precios de las materias primas se han moderado en el último mes, siguen siendo elevados y todavía son vulnerables a las perturbaciones de la oferta derivadas de acontecimientos geopolíticos adversos. Por otra parte, las anteriores subidas de los productos energéticos y agrícolas seguirán ejerciendo presiones al alza sobre los precios al consumo de los alimentos y los servicios de transporte en los próximos meses. Por otra parte, el cambio de los patrones de demanda de los bienes duraderos a los servicios -sobre todo el ocio- ejercerá presiones al alza sobre la inflación de los servicios en los meses de verano, en un contexto de rigidez del mercado laboral».
A juicio de Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, «las recientes caídas de los precios del petróleo y de los productos agrícolas, junto con el descenso de las tarifas aéreas, permiten esperar que estemos cerca del pico de la inflación general. Los precios de la energía y los alimentos han liderado las presiones inflacionistas, con subidas del 41,6% y el 10,4%». Y recuerda que «la inflación es la cifra más importante en los mercados mundiales en estos momentos, ya que lo determina todo, desde el número posible de subidas de los tipos de interés hasta la probabilidad de una recesión, pasando por los riesgos para los beneficios de las empresas».
En cuanto a la demanda, «seguimos pensando que se enfriará en el transcurso del segundo semestre del año e incluso de forma más significativa en 2023, debido a que la inflación impulsada por los costes está comprimiendo los ingresos reales y a la restricción fiscal y monetaria. Esto, junto con la estabilización de los precios de la energía y la relajación de las restricciones de la oferta mundial, debería hacer que la inflación baje rápidamente el año que viene, aunque se mantendrá por encima del objetivo de la Fed, dado el elevado punto de partida, explica Silvia Dall’Angelo.
En cuanto a las implicaciones de la política monetaria, Ben Laidler considera que «la inflación en EE.UU. es demasiado alta, y la Fed se mantendrá agresiva para combatirla, con una gran subida del 0,75% en su próxima reunión del 27 de julio. Sin embargo, los primeros indicios de que la presión inflacionista está disminuyendo permiten albergar la esperanza de que se ponga fin a las drásticas subidas de los tipos de interés y de que los mercados financieros se fortalezcan en Navidad».
En opinión de Silvia Dall’Angelo, «este dato no hace sino reforzar los argumentos a favor de una subida de tipos de 75 puntos básicos en la próxima reunión de política monetaria de finales de este mes. El sólido informe sobre el empleo de junio, publicado el viernes, ya apuntaba en esa dirección. Una inflación elevada y un mercado laboral ajustado pueden ser ingredientes explosivos, que podrían provocar efectos de segunda ronda y que la alta inflación se consolide. Es probable que la Reserva Federal recurra a una retórica agresiva y a un mayor endurecimiento de la política monetaria al menos hasta finales de otoño, en su lucha por mantener su credibilidad”.
Mientras, el dólar estadounidense sube con fuerza en su cruce con el euro tras la publicación de la última tasa de inflación en EEUU. La paridad no se había dado desde el año 2002. Se ha podido llegar a este punto por la espiral descendente muy rápida de la moneda comunitaria, que se ha dejado un 12% frente a la divisa norteamericana en lo que va de año. En febrero un euro se cambiaba por 1,15 dólares. Esta diferencia ha radicado en que la Reserva Federal ha pisado el acelerador con subidas de tipos más agresivas mientras que el BCE ha manejado otros tiempos para tratar los desafíos económicos y la inflación.
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