La experiencia me ha enseñado que los ciclos de mercado son largos. Creo que la pandemia marcó el final del ciclo posterior a la crisis financiera mundial, dominado por el desapalancamiento, los problemas de demanda y la expansión de la globalización. Estas condiciones llevaron a una orientación más expansiva de la política monetaria y fiscal, a un coste de capital reducido y a la inflación de las cotizaciones.
Hoy nos encontramos en el principio de un nuevo ciclo, uno que, en mi opinión, estará marcado por la desglobalización, la reducción de la oferta de mano de obra y la descarbonización, condiciones que llevarán a un cambio de la inflación de los precios de los activos a la inflación de los bienes. Los márgenes de beneficios y las compañías con valoraciones elevadas se enfrentarán a una presión continua. Creo que la inflación va a continuar subiendo durante este periodo, así que mi intención es evitar muchas de las compañías de rápido crecimiento, fundamentalmente estadounidenses, que destacaron en el ciclo anterior.
El liderazgo del mercado suele cambiar tras un mercado bajista
Fuente: Capital Group, MSCI, Refinitiv Datastream. Rentabilidad del índice MSCI USA en términos de rentabilidad absoluta total y en USD. Estallido de la burbuja tecnológica: del 31 diciembre 1996 al 31 marzo 2000 (antes del mercado bajista) y del 30 septiembre 2002 al 30 diciembre 2005 (después del mercado bajista). Crisis financiera mundial: del 31 diciembre 2003 al 28 septiembre 2007 (antes del mercado bajista) y del 31 marzo 2009 al 31 diciembre 2013 (después del mercado bajista).
Los cambios de ciclo traen consigo cambios de liderazgo en los mercados. Así, en el entorno actual de subidas de tipos de interés, busco oportunidades de inversión en compañías con precios más bajos que generen un sólido flujo de caja. Yo lo llamo la «venganza de los raritos». Trato de evitar aquellas empresas que han sido más «populares» en los últimos diez años, como las compañías tecnológicas y de medios de comunicación, y busco oportunidades entre aquellas otras a las que nadie hacía caso, pertenecientes a sectores afectados por el reducido coste del capital, una asignación del capital poco acertada y una normativa desfavorable. Entre los ejemplos podemos encontrar compañías de telecomunicaciones en mercados como el europeo, el mexicano y el japonés. De hecho, me centro fundamentalmente en empresas no estadounidenses. En mi opinión, muchas compañías estadounidenses se han beneficiado más de la globalización y del bajo coste del capital que otras empresas similares de otros mercados.
El reciente temor a la desglobalización y al aumento de la inflación me ha llevado a buscar compañías en Europa y Japón, así como en los mercados emergentes con los que llevo décadas trabajando. Entre estas oportunidades se incluyen, por ejemplo, bancos comerciales y compañías de consumo básico en China, pero también en Italia, Francia, Japón y América Latina.
Lisa Thompson, gestora de renta variable, Capital Group
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