A medida que se acumulan las emisiones de carbono, un número creciente de especies se ve expuesto a condiciones climáticas potencialmente peligrosas, que pueden amenazar su supervivencia a largo plazo. Aunque no existe una única métrica que pueda captar el alcance de la pérdida de biodiversidad, los científicos observan cada vez más indicios de una rápida aceleración. De media, el 69% de las especies silvestres globales han desaparecido desde 1970, y se calcula que un millón de especies se enfrentarán a la extinción durante las próximas décadas.
Las estimaciones del Foro Económico Mundial (FEM) dan una idea de lo que está en juego. Los cálculos del FEM sugieren que aproximadamente 44 billones de dólares de generación de valor económico -más de la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) mundial- dependen moderada o altamente de la naturaleza. Los tres sectores económicos que el FEM considera más dependientes de la naturaleza -construcción, agricultura, alimentación y bebidas- generan cerca de 8 billones de dólares de valor añadido bruto, aproximadamente el doble que la economía alemana.
A medida que los mercados reconocen cada vez más el valor de la biodiversidad y los riesgos financieros asociados a su pérdida, es posible que capital natural como el agua, el suelo y los bosques dejen de considerarse insumos gratuitos para la producción industrial y pasen a considerarse activos con valores y costes asociados que deben preservarse y/o gestionarse.
Se necesitan mejores herramientas y métricas para detectar los riesgos de biodiversidad
Captar el alcance total del impacto económico potencial de la pérdida de biodiversidad es todo un reto. Los datos son poco fiables o incoherentes, las herramientas de medición son escasas, las empresas y los gobiernos se benefician de la biodiversidad y contribuyen a su pérdida, y las cadenas de suministro industriales a menudo encierran vínculos ocultos y amplios impactos sobre la biodiversidad.
Finaccess Value sitúa el compromiso social en el centro de las inversiones
En nuestra opinión, se necesita una cooperación más estrecha entre la ciencia del clima y las comunidades financieras. En Wellington Management trabajamos con el Centro Woodwell de Investigación Climática y el Programa Conjunto sobre Ciencia y Política del Cambio Global del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para comprender las conexiones entre biodiversidad, cambio climático y mercados de capitales. Un objetivo clave es entender cómo los riesgos relacionados con la biodiversidad pueden repercutir en el valor de los activos.
Como prolongación de esta investigación, el Equipo de Investigación sobre el Clima pretende integrar más análisis de la biodiversidad en su investigación sobre riesgos físicos y ha empezado a evaluar conjuntos de datos pertinentes y herramientas de inversión para realizar análisis a nivel de seguridad, en particular en lo que respecta al uso del agua y la deforestación.
Por ejemplo, mediante nuestra Aplicación de Riesgos de Exposición Climática (CERA), hemos cartografiado globalmente las medidas de escasez de agua y podemos determinar qué geografías o ubicaciones municipales, empresariales y de proveedores específicos pueden tener la mayor exposición potencial a este riesgo de biodiversidad.
¿Qué medidas pueden adoptar los inversores?
· Profundizar en el conocimiento de la biodiversidad
Aunque el sector aún se encuentra en las primeras fases de traducción de los datos y riesgos de la biodiversidad en métricas estandarizadas, los inversores pueden empezar por profundizar en su conocimiento de la biodiversidad.
· Mejorar la gestión
Paralelamente a la adquisición de conocimientos, sugerimos a los inversores que empiecen a desarrollar sus prácticas de gestión a través de compromisos corporativos y votaciones por delegación (proxy voting).
· Unirse a las iniciativas de colaboración del sector
Abogamos por la participación en marcos e iniciativas del sector. Entre ellas se encuentran el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera Relacionada con la Naturaleza (TNFD), CERES, la Plataforma para la Contabilidad de la Biodiversidad en el Sector Financiero (PBAF), la Red Global de Inversión de Impacto (GIIN), el Diálogo Político de los Inversores sobre la Deforestación (IPDD) y muchas otras.
· Invertir en investigación; explorar nuevas ideas
Nuestras colaboraciones en materia de investigación han dado lugar a un rico diálogo y a inestimables ideas sobre los riesgos físicos y de transición del cambio climático. El objetivo de estas colaboraciones es salvar la brecha entre la ciencia del clima y las finanzas. También hemos empezado a explorar las conexiones entre las finanzas y la biodiversidad.
En resumen
Los organismos reguladores y de gobierno, incluida la Comisión Europea, han empezado a promulgar políticas destinadas a conservar y prevenir la degradación de los ecosistemas. En el Congreso de Estados Unidos se están tramitando varios proyectos de ley que abordan la pérdida de biodiversidad. Más recientemente, casi 190 países aprobaron un acuerdo de las Naciones Unidas en la Cumbre sobre el Clima COP 15 para proteger el 30% de la masa terrestre y oceánica de la Tierra para 2030, un avance que probablemente estimulará nuevas medidas normativas y políticas en todo el mundo.
La falta de datos adecuados y de normas de divulgación significa que el sector de la gestión de activos tiene un largo camino por delante para integrar las consideraciones sobre biodiversidad en las decisiones de inversión a gran escala. A medida que se desarrollen las herramientas, los marcos y la divulgación de información por parte de las empresas, nuestros equipos de investigación seguirán colaborando con las empresas y proporcionando a los inversores la información sobre biodiversidad que puedan necesitar para fundamentar sus decisiones de inversión. Las empresas y sus grupos de interés pueden considerar cada vez más la adopción de medidas para frenar la pérdida de biodiversidad como medio para reducir la posible exposición a riesgos a largo plazo.
Históricamente, los beneficios derivados del uso de la naturaleza recaían en los productores y usuarios, mientras que los costes se externalizaban al resto de la sociedad. A medida que se amplíen la investigación y los datos sobre biodiversidad, es posible que el mercado reevalúe el uso del capital natural y los servicios ecosistémicos. Los inversores deben centrarse en adquirir conocimientos sobre la biodiversidad, dar prioridad a las áreas en las que el riesgo para la biodiversidad es más pronunciado y desarrollar prácticas de gestión sólidas.
Christopher Goolgasian, director de investigación climática en Wellington Management
Jenny Xie, analista de riesgos físicos climáticos en Wellington Management
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