China comienza el año del Buey, caracterizado por su fuerza y su capacidad de trabajar duro, como una de las principales referencias inversoras para la mayoría de los gestores. A juicio de alguno de ellos, aunque este año continuará la recuperación mundial sincronizada gracias a la vacuna contra la COVID-19, es probable que la diferencia de crecimiento entre China y EE.UU., así como con Europa, aumente en el primer trimestre de este año debido a los nuevos confinamientos en el mundo occidental y a los retrasos en la aplicación de la vacuna. Así, al menos, lo cree Sven Schubert, Director de Estrategia de Divisas de Vontobel Multi Asset Boutique, quien consiera que «más adelante, las divergencias en el crecimiento económico podrían disminuir, a medida que la vacuna demuestre su eficacia contra el virus. Sin embargo, China sigue avanzando mientras EE.UU. y Europa tardarán en ponerse al día».
Para Dimitrios Nteventzis, gestor del MainFirst Emerging Markets Corporate Bond Fund Balanced, «China es una parte fundamental del mundo de los mercados emergentes y la fuerte recuperación en 2020 ofreció apoyo en el universo más amplio de los mercados emergentes. El canal dominante han sido las materias primas, apoyando las cuentas corrientes y el balance de las naciones exportadoras de materias primas. La fuerte inversión en activos fijos, impulsó la demanda de productos básicos, siendo los metales básicos los claros ganadores, aumentando de media un 30% frente a finales de 2019. A pesar de un cierto reequilibrio hacia el consumo, creemos que la fuerte economía china en 2021 seguirá apoyando a los mercados de materias primas. La fuerte demanda china de materias primas en 2021, combinada con un mayor estímulo fiscal en EE. UU. y una subinversión crónica en el lado de la oferta, crean un mercado alcista estructural para las materias primas que será un viento de cola para los mercados emergentes».
A su juicio, actualmente, el segmento high yield de China parece muy atractivo en comparación con el resto de mercados emergentes, con métricas de valoración de diferenciales relativos en el punto más alto desde 2012. «Creemos que el sector inmobiliario sigue siendo atractivo y, en particular, los bonos high yield con menor calificación, que han sufrido más debido a los temores de un tapering más agresivo y a las políticas más restrictivas en materia de financiación, apalancamiento y aceptación de hipotecas. Aunque vemos una desaceleración en el sector inmobiliario, creemos que será muy modesta. El sector inmobiliario sigue siendo una parte integral de la economía china y un sector muy regulado, lo que permite un ajuste a nivel provincial. También vemos oportunidades atractivas en los bonos de corto plazo de las empresas industriales. Estos bonos suelen negociarse por debajo de la par y ofrecen rendimientos de dos dígitos, ya que ponen precio al riesgo de refinanciación existente. En este segmento es crucial un cuidadoso análisis crediticio para elegir a los ganadores y a los perdedores. Nos gusta especialmente Anton Oil, una empresa de servicios petrolíferos centrada en China y en los países de La Iniciativa de la Franja y la Ruta, y Concord New Energy, un productor de energías renovables».
Guerra comercial/tecnológica
Para Sven Schubert, Director de Estrategia de Divisas de Vontobel Multi Asset Boutique, ahora que Biden ha asumido la presidencia, es probable que el crecimiento económico chino se enfrente a un menor número de amenazas por parte de un Estados Unidos beligerante. En su opinión, «el nuevo gobierno adoptará un enfoque diferente a la administración anterior, incluso aunque los demócratas se alinearan con los republicanos en un raro acuerdo bipartidista en su visión de que China representa una clara amenaza para el dominio tecnológico, económico y militar de Estados Unidos. Donald Trump prefirió una estrategia de «disparar primero y luego hablar» para imponer subidas de aranceles y prohibiciones de exportación a China e incluso a algunos de sus propios aliados. Por el contrario, es más probable que la administración Biden busque un consenso con sus aliados antes de acercarse a China».
Respecto a la guerra comercial/tecnológica entre ambos países, Sven Schubert considera que «el gobierno de Biden parece comprender mejor los costes económicos de la guerra comercial. La dependencia del sector empresarial estadounidense de Asia y de China, en particular, en términos de beneficios, es significativa. Los recientes resultados trimestrales de Apple revelaron un mayor crecimiento de sus ventas en China. Por lo tanto, el riesgo de una nueva escalada de la guerra comercial es bajo, ya que podría infligir un daño significativo a la economía estadounidense».
Beneficios empresariales
Por el lado de las empresas, «la solidez económica unida al crecimiento estructural tiene el potencial de impulsar los beneficios de las empresas chinas en el Año del Buey, ofreciendo a los inversores muchas opciones de crecimiento en las que invertir. La recuperación económica de China tras la crisis del coronavirus, junto con un crecimiento estructural duradero, promete estimular los beneficios de las empresas del país en el Año del Buey, como corresponde a las características de la especie», comenta Nicholas Yeo, director de renta variable china de Aberdeen Standard Investments, quien recuerda, además, que «el índice MSCI China A Onshore subió más de un 40% el año pasado. Este avance refleja la resistencia de los beneficios de las empresas locales después de que el país actuara con rapidez para reabrir su economía tras los confinamientos». Lo que, a su juicio, pone de relieve las perspectivas positivas de los beneficios para el nuevo año que comienza.
Un ámbito en el que los inversores pueden esperar crecimiento es el de la energía verde, ya que China se ha comprometido a lograr la neutralidad de carbono para 2060. Esta transición requerirá una inversión masiva en empresas que suministren energía renovable, baterías, vehículos eléctricos e infraestructuras relacionadas.
«Las empresas chinas ya son líderes mundiales en la cadena de suministro de energías renovables. Los fabricantes de aerogeneradores chinos representan el 26% de la capacidad mundial y los de baterías el 78%. Además, son responsables del 91% de la producción de placas de silicio para captar la energía solar. Creemos que los inversores deberían centrarse en los fabricantes de equipos y en las empresas que operan en la cadena de valor», explica Nicholas Yeo.
Bonos soberanos y corporativos
En el mercado de bonos soberanos y corporativos de China, David Cheng, director de inversión en renta fija asiática de Schroders, recuerda que » las repercusiones económicas de la pandemia de la Covid-19 han puesto de relieve, en todo caso, el atractivo de los mercados de bonos soberanos y corporativos de China y, el papel que los bonos chinos pueden desempeñar en la cartera de los inversores. La renta fija china tuvo un comportamiento relativamente bueno durante la caída del mercado provocada por la Covid-19 a principios de 2020″. Por ello, «esperamos que el perfil riesgo-rentabilidad favorable, las valoraciones atractivas y los beneficios de la diversificación persistan para el mercado de renta fija china. Es difícil ignorar este mercado tan grande, especialmente en un contexto de tipos de interés más bajos y mayor volatilidad a nivel mundial», apunta.
Entre otras razones argumenta que «el mercado de bonos corporativos chinos tiene una exposición limitada a los sectores del petróleo y el gas y la hostelería y, una mayor exposición a empresas estatales apoyadas por el Gobierno, a empresas orientadas al consumo doméstico y, el sector inmobiliario sigue teniendo una demanda fundamentalmente favorable. Esto hace que el mercado de bonos empresariales de China sea menos sensible que la mayoría de los demás mercados de crédito a la actual crisis del Covid-19».
En este sentido comenta que «mientras que las tasas de impago de los bonos chinos aumentaron en 2020, junto con las de los mercados de crédito mundiales, se han concentrado más en emisores industriales específicos. Esperamos que la combinación del apoyo político, el crecimiento económico constante y una estructura de mercado más favorable se traduzca en unas tasas de impago de empresas más bajas que las de otras empresas mundiales».
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