En Star Trek se mostraba un futuro muy lejano en el que los exploradores del espacio viajaban por las galaxias equipados con un dispositivo tecnológico de vanguardia, el tricorder, que escaneaba los signos vitales de una persona, emitía un diagnóstico y prescribía un tratamiento en cuestión de minutos. Aunque no creo que en 2030 tengamos tricorders, sí que sospecho que muchos de nosotros contaremos con dispositivos que analizarán nuestra sangre, controlarán nuestra frecuencia cardíaca e incluso comprobarán nuestra respiración mientras dormimos. De hecho, algunos de ellos ya están disponibles.
Ya estamos presenciando una masiva oleada de innovaciones en el sector sanitario que favorecerán la aparición de nuevas oportunidades para las compañías, reducirán los costes totales y, lo que es más importante, mejorarán los resultados para los pacientes. Los avances en el proceso de diagnóstico podrían favorecer una detección más temprana de las enfermedades, o en algunos casos incluso el tratamiento antes de que la enfermedad avance. El fabricante de equipos de investigación genética Illumina y la compañía de análisis y fabricación Thermo Fisher Scientific están ofreciendo sus servicios a un gran número de compañías dedicadas al desarrollo de medicamentos. Una de las novedades más interesantes es la biopsia líquida, que emplea una muestra de sangre para identificar tumores en sus primeras etapas.
En los últimos tiempos la atención ha estado centrada en la pandemia y en la evolución de las vacunas. Ambos aspectos son muy importantes, pero en Capital Group vamos más allá: tratamos de determinar cómo se va a transformar el sector sanitario y cómo podemos invertir en dicha transformación.
Rich Wolf, Gestor de Renta Variable, Capital Group
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