Según la decimotercera edición del “Allianz Global Wealth Report” de Allianz, 2021 fue el último año de la antigua «nueva normalidad», caracterizado con mercados bursátiles alcistas e impulsados por la política monetaria.
En 2021, los hogares se beneficiaron de ello por tercer año consecutivo y los activos financieros globales crecieron dos dígitos, alcanzando los 233 billones de euros, registrando un crecimiento del 10,4 %. De hecho, en estos últimos tres años, la riqueza privada aumentó en 60 billones de euros, lo equivale a agregar dos eurozonas a la cesta financiera mundial.
Según las conclusiones del informe, el principal motor de crecimiento fue el auge del mercado de valores, que contribuyó con alrededor de dos tercios al crecimiento de la riqueza en 2021, aunque el nuevo ahorro también se mantuvo elevados. A pesar de registrar una caída de un 19% en 2021, con 4,8 billones de euros, se situaron un 40% por encima del nivel observado en 2019.
La composición del ahorro también cambió ligeramente: la participación de los depósitos bancarios cayó, aunque, con un 63,2%, siguieron siendo la clase de activos preferida por los ahorradores. Por otro lado, el documento indica que los valores, así como los seguros y las pensiones gozaron de un favor creciente entre los ahorradores, pero su participación en el nuevo ahorro fue mucho menor, con un 15,5 % y un 17,4 %, respectivamente.
Cambio de tendencia
En cambio, 2022 marca un punto de inflexión. Según el informe, la guerra en Ucrania apagó la recuperación posterior al COVID-19 y puso al mundo patas arriba: una fuerte inflación; la energía y los alimentos escasean y el endurecimiento monetario presiona a las economías y los mercados. La riqueza de los hogares se resentirá. Las previsiones apuntan a que los activos financieros mundiales disminuyan más del 2% en 2022, la primera destrucción significativa de la riqueza financiera desde la Gran Crisis Financiera (GFC), en 2008.
En términos reales, los hogares perderán una décima parte de su riqueza. Pero a diferencia de la GFC, a la que siguió un cambio relativamente rápido, en esta ocasión la perspectiva a medio plazo también es bastante sombría: se espera que el crecimiento nominal medio de los activos financieros sea del 4,6% hasta 2025, frente al 10,4% de los tres años precedentes.
“2021 pone fin a una era. Los últimos tres años fueron extraordinarios. Hubo una bonanza para la mayoría de los ahorradores. No solo 2022 sino los próximos años serán diferentes. La crisis del coste de vida pone a prueba el contrato social. Los gobernantes se enfrentan al enorme desafío de dominar la crisis energética, asegurar la transformación ecológica y estimular el crecimiento mientras la política monetaria frena con fuerza. Ya no hay lugar para errores de política. La clave del éxito serán las medidas innovadoras y específicas a nivel nacional y la unidad europea a nivel supranacional”, afirma Ludovic Subran, economista jefe de Allianz.
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