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“Apostamos por la diversificación por activos y sectorial”. Patricia García, Socia fundadora de MacroYield

por | 15 Oct 2021

“La renta variable continúa presentándose como uno de los activos con más potencial, en un contexto donde los bancos centrales y gobiernos continuarán muy probablemente dando apoyo y con las compañías mostrando una gran capacidad para adaptarse al nuevo entorno”, señala Patricia García. Considera que, en general, la campaña de resultados del tercer trimestre, “más allá de que tenga un mejor o peor impacto en las cotizaciones, servirá para proporcionar un nuevo impulso a los analistas para continuar revisando al alza sus estimaciones y mantener el apoyo a los fundamentales de la renta variable”.

¿Cuál es su visión de los mercados? ¿Cuáles son los principales focos de atención?
Desde MacroYield pensamos que el fondo del mercado es positivo, en la confianza en que la recuperación económica continúa en marcha y con el sustento de estímulos tanto desde bancos centrales como desde los gobiernos, con atención especial a unos próximos planes de infraestructuras en EEUU, a los fondos de recuperación en Europa o los compromisos de nuevos estímulos fiscales en Japón. Por otro lado, empresas y consumidores están mostrando fortaleza, y pensamos que los resultados empresariales continuarán aportando confianza a los inversores.

Entre los principales focos de atención destacamos la evolución de la pandemia, que gracias al progreso de la vacunación muestra mejores expectativas, aunque habrá que estar pendientes de posibles nuevos brotes o variantes potencialmente más resistentes a las vacunas. Otro de los grandes focos se mantendrá en la sensibilidad que puedan mostrar los distintos bancos centrales a la evolución de la economía, siendo la Fed clara protagonista ante el inicio inminente de la desaceleración de compra de activos –tapering-, que está fomentando un repunte relevante en las rentabilidades de la deuda, y que, si la recuperación económica no acompañara, podría ser motivo de preocupación para los inversores. El repunte en las expectativas de inflación, con especial impacto de los precios de la energía y de los desajustes que se están sufriendo en las cadenas de suministro, está incidiendo también en el repunte de las rentabilidades de la deuda, con los inversores preocupados por un repunte que finalmente pudiera ser menos transitorio de lo que inicialmente se pensaba y pudiera provocar una urgencia indeseada en el proceso de retirada de estímulos de los bancos centrales.

El bloqueo en el Congreso de EEUU, donde se está evidenciando la fuerte división entre demócratas y republicanos, y también entre los propios demócratas, será motivo de atención, pues no solo están siendo incapaces de sacar adelante unos planes de infraestructuras que son muy necesarios para EEUU, sino que han llegado a poner en cuestión la posibilidad de que EEUU pueda incumplir sus compromisos de deuda a partir del 18 de octubre, al no alcanzar acuerdo para elevar el techo de deuda. Pensamos que las consecuencias del impago son lo suficientemente relevantes como para que los demócratas encuentren la fórmula para evitar acercarse a esa fecha sin una solución.

¿Ve riesgos de corrección?
Son probables movimientos correctivos en los próximos meses, tras las fuertes alzas acumuladas y ante la acumulación de riesgos que se ciernen sobre el mercado, y con los inversores tratando de calibrar si el escenario reflacionario (inflación con crecimiento económico: positivo para la renta variable), termina derivando en un escenario de estanflación (inflación sin crecimiento económico: muy negativo para los mercados en general y, en concreto para la renta variable). La llegada de las bajas temperaturas, con posibles repuntes en nuevos casos de coronavirus, que podría hacer temer a los inversores nuevas restricciones, y con el incremento de los precios de la energía, que elevará las expectativas de inflación, podría ser caldo de cultivo para esos temores de estanflación. Por su parte, la campaña de resultados, que comenzará próximamente, podría aportar luces y sombras, pues esperamos que el nivel de sorpresas positivas continúe elevado, pero podrían pesar más las advertencias que puedan señalar las compañías por problemas en sus cadenas de suministro o por el repunte en los costes. Por el momento, las expectativas que están presentando las compañías de cara a la campaña están siendo positivas, con el índice de profit warnings en niveles históricamente muy bajos y, en nuestra opinión, de fondo, servirá para seguir aportando confianza, pero no descartamos “sustos” en el transcurso de la campaña.

«Aunque el riesgo de nuevas correcciones es elevado, consideramos que éstas no serán ni muy profundas ni de larga duración”

Así, aunque el riesgo de nuevas correcciones es elevado, consideramos que éstas no serán ni muy profundas ni de larga duración, porque los inversores podrían seguir aprovechando las caídas para recomponer sus carteras y posicionarse en valores que se coloquen a precios más atractivos, o en valores muy castigados y con potencial de crecimiento en el nuevo contexto económico y que podrían ser beneficiados de los planes de estímulo fiscal de los distintos gobiernos. Otros factores que animarán a los inversores a aprovechar posibles correcciones son la confianza en que los bancos centrales continuarán prestando su apoyo y TINA (“There Is No Alternative”), es decir, no hay alternativa clara a la renta variable.

¿La inflación está para quedarse más tiempo de lo que pensábamos?
Es muy probable que los repuntes en la inflación vayan a ser menos transitorios de lo que los propios bancos centrales se están atreviendo a reconocer –en recientes declaraciones, Powell ha comenzado a deslizar un mensaje menos optimista respecto a lo transitorio de la inflación-. Estimamos que la inflación pueda moderarse en próximos meses, porque venimos de un periodo donde el impacto del efecto base es muy relevante, al comparar las métricas con meses de muy baja actividad como consecuencia de los confinamientos. Sin embargo, hay razones para esperar que la moderación de la inflación sea menor y menos rápida de lo que se preveía, como consecuencia de la reactivación económica, los estímulos políticos, la subida de los salarios y limitaciones estructurales en las cadenas de suministro. Muchos de estos aspectos podrían ir moderándose a lo largo de 2022, permitiendo a los bancos centrales mantener su hoja de ruta en política monetaria sin que la inflación añada grandes urgencias.

¿Cuáles son sus previsiones para los próximos meses? ¿Seguirá el apetito por la renta variable?
La renta variable continúa presentándose como uno de los activos con más potencial, en un contexto donde los bancos centrales y gobiernos continuarán muy probablemente dando apoyo y con las compañías mostrando una gran capacidad para adaptarse al nuevo entorno. Los problemas asociados a la vuelta a la actividad, como cuellos de botella en la fabricación, provocados por retrasos ante los bloqueos de algunos puertos, o por la escasez de chips, podría complicar el panorama para las empresas y la próxima campaña podría aportar algo más de luz a los analistas. En general, pensamos que la campaña de resultados del tercer trimestre, más allá de que tenga un mejor o peor impacto en las cotizaciones, servirá para proporcionar un nuevo impulso a los analistas para continuar revisando al alza sus estimaciones y mantener el apoyo a los fundamentales de la renta variable.

¿En qué mercados ve más potencial? ¿Hay temor a China?
Apostaríamos por Europa, aunque esta es una apuesta arriesgada, porque frente a la renta variable de EEUU suele cotizar con similar intensidad las malas noticias procedentes de EEUU y con mayor intensidad las negativas propias. No obstante, creemos que tiene un mayor potencial que EEUU, no solo por presentar valoraciones más atractivas, sino por la mejor evolución reciente de la pandemia y estar más retrasada en el ciclo económico que EEUU, donde está más maduro. En los mercados emergentes, el ritmo de vacunación está mucho más retrasado que en los desarrollados, por lo que el riesgo es mayor, pero el potencial sigue siendo relevante, e iríamos tomando posiciones porque serían los más beneficiados ante la moderación de la aversión al riesgo y la consiguiente depreciación del USD.

China supone un riesgo, no tanto por la ralentización de su recuperación económica, que podría ser paliada por nuevos estímulos fiscales que no descartamos, sino por la incertidumbre regulatoria y por la persistencia de las tensiones comerciales y, sobre todo, geopolíticas (próximas elecciones en Hong Kong o tensiones en el Mar del Sur de China). Habrá que estar muy vigilantes además a cómo gestionan los problemas que se están evidenciando en su sector inmobiliario.

¿Qué va a pesar más a la hora de diseñar las estrategias de inversión de cara a final de año?
El binomio crecimiento económico-inflación va a ser clave para la toma de decisiones de inversión. Los inversores, por el momento, están apostando de forma cauta por un contexto reflacionario (crecimiento e inflación), que está favoreciendo al segmento valor vs crecimiento y a los sectores más correlacionados con las rentabilidades de la deuda y que podría seguir siendo positivo para la renta variable. Sin embargo, el encarecimiento energético, los desajustes en la cadena de suministros y la retirada de estímulos monetarios, podrían despertar al temido fantasma de la estanflación (estancamiento económico y repunte de la inflación), que podría provocar la urgencia de los bancos centrales para activar políticas más restrictivas. Ese riesgo, aunque por el momento sea moderado, podría aconsejar estrategias de inversión menos arriesgadas, primando la diversificación.

“El binomio crecimiento económico-inflación va a ser clave para la toma de decisiones de inversión”

¿Cuáles son sus recomendaciones?
Apostamos por la diversificación por activos y sectorial, siendo conscientes además de que la recuperación será desigual y que ni siquiera en las regiones o sectores más favorecidas, las compañías serán capaces de crecer con la misma salud. Así, apostamos por compañías de calidad, buscando la calidad de su crecimiento en su desempeño en el nuevo entorno y no tanto en su historia, y con una estructura financiera saneada, que le permita soportar posibles envites económicos futuros, o un contexto de tipos de interés menos favorable. Por regiones, apostamos ahora principalmente por Europa, aunque sin perder el perfil “defensivo” que aporta EEUU y el punto de riesgo que puedan aportar algunas compañías que puedan haber sido castigadas “injustamente” en emergentes. Por sectores, vemos potencial en los financieros, en un contexto de ampliación de rentabilidades, y por los cíclicos, mientras el crecimiento económico se mantenga sólido. Además, buscaríamos valor en compañías que puedan beneficiarse de los nuevos estímulos, asociadas a la sostenibilidad y la digitalización, aprovechando el reciente ajuste en los valores de crecimiento asociado al alza en las rentabilidades de la deuda –ajuste que podría prologarse-, en valores que podrían haber estado más alejados del foco de los inversores y que pudieran estar menos sobrevalorados que las grandes compañías digitales, sobre las que pesa también la incertidumbre regulatoria y fiscal.

Entrevista de Mercedes Cobo, El Nuevo Lunes

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