El pasado sábado, 7 de octubre, el grupo terrorista Hamás lanzó un ataque sin precedentes contra el estado israelí. Se trató de un ataque híbrido dadas las diferentes vías utilizadas para perpetrar la agresión. La ferocidad, sofisticación y no anticipación del ataque ha generado cientos de fallecidos y miles de heridos en territorio israelí.
La respuesta de Israel, de la mano de su primer ministro, Benjamín Netanyahu, no se ha hecho esperar, declarando el Estado de Guerra, llamando al ejército en la reserva y lanzando las primeras ofensivas destinadas a recuperar el territorio ocupado por Hamás y castigar a la organización terrorista. Una respuesta contundente por parte de Netanyahu era de esperar dado que su figura ha quedado tocada tras el error de inteligencia cometido, al no ser capaces de prever el ataque. Por otra parte, una respuesta más comedida, probablemente, sería tomada como un signo de debilidad por parte de sus adversarios en el exterior.
A partir de aquí, las implicaciones estratégicas podrían ser varias:
1. Las conversaciones de paz entre Arabia Saudí e Israel se paralizarán, dado que el primero no se sentirá cómodo con los ataques de Israel en territorio palestino, provocando probablemente muertes de civiles; además, Israel dejará de contemplar concesiones a los Palestinos, lo cual constituía una de las demandas del país árabe.
2. Existe la posibilidad de que el conflicto armado se extienda al Líbano, donde otro grupo terrorista, Hezbollah, ha llevado a cabo diversas escaramuzas con el ejército israelí.
3. Dado que se piensa que Irán podría estar apoyando a Hamás, Israel podría tratar de poner freno al programa nuclear iraní, lo cual expandiría a nivel regional el conflicto y podría generar cortes en el suministro de crudo desde el Golfo.
Respecto a las repercusiones de la situación actual y prevista sobre los mercados, desde iCapital pensamos que la más obvia e inmediata podría ser el repunte en los precios del crudo. Por otro lado, creemos que el incremento de las tensiones militares y geopolíticas generan incertidumbre entre la comunidad inversora y, en consecuencia, un aumento de la volatilidad en los mercados. Por lo tanto, el inicio de una guerra entre Israel y Hamás no hace más que aumentar nuestra convicción de recomendar cautela en renta variable y sobre ponderar la deuda pública que, además del apoyo de la valoración y los fundamentales, tiene ahora un mayor atractivo porque podría actuar como activo refugio.
Otros activos que podrían actuar como refugio podrían ser, por un lado, el oro y por otro y menos obvio para muchos, el yen, la divisa japonesa. Los últimos años ha sufrido una gran depreciación debido a que su Banco Central (“BOJ”) ha mantenido los tipos de interés en terreno neutral, mientras que otros han subido de forma significativa y abrupta. Se espera que esta divisa se aprecie con fuerza tan pronto como el BOJ anuncie un cambio en su política monetaria ultra laxa. Esto podría suceder próximamente dado el nivel al que está la inflación en Japón, tanto la general como la subyacente. El potencial alza en el crudo podría agravar las tensiones inflacionistas, al ser Japón neto importador de esta materia prima, y precipitar, por lo tanto, el movimiento citado de su Banco Central.
Ion Zulueta es director de Análisis en iCapital
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